La llamada.
Esta es la primera historia de mi diario. Una historia real sobre miedo, señales y la confianza de que la vida siempre conspira a tu favor.
Te voy a contar una historia…
Hay historias que pertenecen al tiempo… y otras que pertenecen al alma.
Esta comenzó con un susurro: un leve murmullo que pareció nacer del aire, de ese espacio invisible donde habita lo divino. Fue una llamada silenciosa -o quizás no tanto-, una invitación a recordar que el mundo que no se ve late a nuestro lado, con la misma intensidad que el que tocamos con las manos.
Mi vida siempre ha tenido un hilo de magia. Quizás porque desde niña he creído en ella, o tal vez porque soy Acuariana: una viajera entre mundos, con un pie en la tierra y el otro flotando entre las estrellas. No lo sé. Pero sí sé que la magia —esa mensajera del destino— ha aparecido siempre, puntual, en los momentos más decisivos de mi camino.
Apareció el día en que el azar me llevó frente a Jorge Bucay y terminé entrevistándolo, como si alguien hubiera escrito ese encuentro mucho antes de que yo naciera. Apareció cuando me quedé varada en Venezuela y un desconocido, con una luz inusual en los ojos, se convirtió en mi salvador. Y volvió a aparecer cuando un astrólogo amigo me aseguró que debía pasar mi cumpleaños en Loreto, porque las estrellas me necesitaban allí. Y, de alguna manera misteriosa, así fue.
Esta historia está tejida con ese mismo hilo invisible —ese que une el miedo con la fe, y los finales con los nuevos comienzos.
Estaba recién separada, con una hija pequeña, y apenas aprendiendo a ser totalmente independiente. Trabajaba como conductora del noticiario del mediodía en la televisora de Cancún, y hacía poco había salido de una estación de radio… no en los mejores términos. (Aunque me da muchísima vergüenza aceptarlo, literalmente dejé botado el puesto de un día para otro. Quizá un día de estos me anime a contarte esa historia…)
Lo que ganaba en televisión apenas me alcanzaba para cubrir los gastos básicos de mi hija y míos. Pero entonces sucedieron cosas en el mundo que afectaron el turismo —y si conoces Cancún, sabes que todo gira en torno al turismo. Así que debido al caos de los sucesos mundiales, un día me informaron que habría recorte de personal. No iba a perder mi trabajo, pero sí me recortarían el sueldo a la mitad.
Al principio sentí pánico. Nervios. Terror. Ansiedad. Todo se apoderó de mí. Pero ahí estaba esa vocecita interna que me recordaba que, al final, todo iba a salir bien. Que no olvidara que la magia existe. Que los milagros ocurren justo cuando los esperas.
Y sí, en medio de esa situación desesperada, empecé a buscar trabajo en todas las estaciones de radio que conocía… menos en esa. Esa a la que no me atrevía a volver, y mucho menos a pedir trabajo, porque juraba que me cerrarían la puerta en la nariz. Pero un día, sin esperarlo, sonó el teléfono. Y para mi sorpresa, el gerente de esa radio —sí, ¡justo esa!— quería hablar conmigo. Me llamaba para ofrecerme el trabajo de mis sueños: un programa de radio ya patrocinado, con el horario perfecto y la libertad total de diseñarlo de principio a fin. ¿Queeee? ¿A mí? ¡Sí, a mí! ¡Wow!
Aquel regreso no fue solo un trabajo. Fue un renacer. Detrás del micrófono reencontré la alegría. El programa floreció, y con él llegaron cartas, llamadas, voces que se convirtieron en presencias queridas. Amigos y amigas que se convirtieron en familia, y con losque aún sigo en contacto. Pero lo más importante es que me abrió nuevas puertas que me trajeron experiencias de vida inolvidables… y de esas, te iré contando en las próximas entradas de este diario.
Y así, fue como aprendí el lenguaje oculto de la vida:
Que cuando algo se derrumba, es porque otra verdad más profunda está buscando nacer.
Que cuando una puerta se cierra, el destino ya está girando la llave de otra.
💫 Por eso hoy quiero recordarte algo:
La vida es tu maestra más sabia.
Incluso cuando todo parece caer en pedazos, el universo sigue trabajando en silencio, tejiendo con hilos de luz los nuevos caminos de tu destino.
Confía en el misterio. Escucha el silencio. Sigue las señales, y mantén tu corazón encendido…
Porque cuando el destino llama, a veces su voz suena simplemente como el timbre de un teléfono.📞💖